Eran días felices, el sol brillaba más y los chaparrones incitaban a salir con un paraguas y cantar agarrado debajo de una farola. Los coches parecían llevar todos una sintonía y hasta las nuevas hojas de los árboles tenían un color diferente. Se pasaba todas las horas con una sonrisa constante en la cara, sin importarle ya lo que le rodeaba, desde aquel día sólo le importaba una cosa, ella. Eran días felices, sí, pero también fueron días artificiales.
Que no se le olvide que los días artificiales sólo son bonitos si estás hechos por otro. U otra.
ResponderEliminarMuy bueno.
A veces parece que todo lo feliz es artificial.
ResponderEliminarMe encanta como escribes =)