domingo, 10 de junio de 2012

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No salen ya palabras de mi boca, ya es preferible no romper el silencio. Y ¿cómo romperlo despues de haber visto una de las mayores obras de arte del cine moderno? ¿Cómo volver a pronunciar una sola palabra en el resto de tu vida que no diga todo lo que te ha cambiado Cinema Paradiso? lo que ese pequeño Toto te ha alegrado y todo lo que de adolescente te hizo sufrir por amor. Y finalmente desvivirte por como derriban el viejo cine que antes estaba lleno de ilusión, lleno de esperanza en mejorar o entretener la vida de un pueblo entero, de hacerlo soñar. Un oboe triste y delicado nos devuelve a la realidad, Cinema Paradiso es de esas historias que no solo te hacen soñar que tu vida será como la de sus personajes principales, a pesar de su desenlace. El cine es sólo una metáfora, que al final cae como la vida misma, como el amor pasa, como la gente muere. Los sueños lo que nos hace feliz lo que nos hace mirar hacia delante sin detenernos en el ayer se derrumba sin que podamos detenerlo. Y ya suena toda la orquesta al conjunto las lágrimas ruedan por mis mejillas previniendo una de mis largas reflexiones acerca de mi futuro acerca de las decisiones tomadas por el gran Alfredo, que salvando a Toto, lo consiguió alejar de lo que seguramente sea el olvido de una mente prodigiosa en un pueblo como ese. Qué es entonces el amor a la tierra? Renunciar a tus sueños para poder vivir en el lugar de donde eres o renunciar al lugar del cual perteneces en el que creciste te criaste viviste tu primer amor y te enamoraste para poder cumplir el resto de tu vida sin acercate a la casa donde está tu madre. Dormir cada noche con una diferente realizar tus proyectos y total para qué? para nada. Quizá volver a a reflexionar sobre lo mismo darle mil vueltas decir siempre lo mismo me hace ver que nada sirve para nada. Que todo dejará de existir. Si es posible, entonces recuerdo la sonrisa de aquel niño en el cine de esa criatura desviviéndose por pasar todos los minutos posibles delante de obras de arte y recuerdo que existen razones más que suficientes para no quedarse estancado y seguir luchando por lo que piensas, sueñas o deseas vivir. Y aquí debería finalizar esta charla estúpida sobre una película que ha marcado un antes y un despues que me han hecho crecer como persona a la vez que miraba a mi más tierna infancia. Y otra vez el maldito violín maldita banda sonora. Ya sabes, te detesto Cinema Paradiso.

Hagas lo que hagas, ámalo. Como hiciste con la cabina del Cine Paradiso.